“¡Fornikeese con su actriz, actor, amigo, amante, animal o criminal preferido!. Deje que su fantasía lo abrace, lo ame, lo bese, lo acaricie, lo viole o lo mate. Elija su placer. Fornikeos 100×100 legítimos con © asegurado”
«- Quiero que me duela, Viejo
– Puedo darte algo mejor…
–Que me duela, un fornikeo que me duela es lo que pido.
“…viejo, viejo odio, odio que se complace en recorrerme…”
-«…lo que pedís…es lo que tendrás
– Gracias Viejo
-No hay de que
Ella me dice «gracias Viejo», con sus quince años de princesita adinerada. Tiene plata, habla cultoeducado, tiene edad legal y quiere…que le duela. Puedo ofrecer muchísimas sensaciones, pero la mayoría de los clientes viene en busca de dolor.
Así que les doy dolor …«
… y el Viejo la ve contorsionarse, colgada en la maquina, y la escucha gritar y gritar cada vez más y más, disfrutando dolorosamente un fornikeo de primera. El Viejo piensa que solo tendría que preocuparse por controlar los indicadores vitales de la maquina («si las luces destellan en verde, está todo bien», dice el manual)…
«…me importa un carajo, el manual, me importa un carajo esta nenita con plata, me importo un carajo…
…ella no va a morir, nadie muere aquí, todos buscan su goce…«
“…El Ángel Rojo me quema dulcemente, con el ardor más placentero de los ardores placenteros, como la lengua de una adolescente que recorre mi entrepierna, ávida ella y ávido yo, una lengua que es también un cuchillo que saja mis tripas y me hace recordar dolores y goces que nunca viví, que no viviré y que ni siquiera sé si querría vivir. El Ángel Rojo aletea en mis pulmones y sube por mi garganta y sale por mi boca y se desliza hacía el piso y se recuesta boca arriba y me mira con ojos brillantes y…”
…el Viejo se encuentra mirando el charco de sangre que decora el suelo, su sangre, y solo atina a limpiarse la baba que le cuelga de la boca. Baba rojo oscura, casi negra, para más datos. No puede evitar que se le contraiga el estomago ni que las lagrimas caigan en puro desborde. No puede evitar temblar, tampoco…
«...No puedo evitar nada, últimamente. Solo tomo ginebra falsa, vomito sangre, lloro y tiemblo.«
“Si las luces destellan en rojo, está todo mal”, dice más o menos el manual. La princesita, que antes sufría, llena de vida, ahora parece feliz, pero está muerta. Los ojitos verdes miran a la nada y la lengua rosada apenas asoma entre los dientes, como si invitara al mismísimo Dios Jehová a una fellatio.
«No lo entiendo. Lo primero que pienso es que no lo entiendo. Ofrezco fornikeos de primera, obras de arte para los que puedan pagar. Nunca trabajé con replicas ilegales. Nunca vendí sensaciones peligrosas.«
La princesita quería que la violara Evender Kausoci y por eso vino a ver al Viejo, porque el Viejo tiene un Evender Kausoci © y puede darle una violación segura.
La princesita era cliente habitual. Esta era su quinta violación, aunque la primera con Evender. Nunca repetía.
Probablemente haya muerto virgen de carne, como casi todos.
Si el Viejo fuera tan loco como para difundirlo, el famoso pornoactordeportista Evender Kausoci estaría feliz con el resultado. “¡Esto es potencia! ¡Fornikeo total!” En fin, el problema es que ningún cliente quiere morirse por un fornikeo, aunque sea de primera, como los que ofrece el Viejo. Sentir la muerte, vivir una buena muerte, bien estrangulado después de una violación a repetición, es fantástico; dicen los fornikeadores experimentados. Pero otra cosa es morirse realmente, vomitando sangre, como va morir el Viejo. No figura en el contrato.
«No tendría que preocuparme por la nenita muerta porque voy siguiendo su camino y, sin embargo, me preocupo…«
*****
El Viejo se acordó de otra noche, cuando la Dama vino por un fornikeo. La miró como miraba a cualquiera y no le sorprendió que tuviera su misma edad. Uno se pega un fornikeo a cualquier edad. Lo que sí le sorprendió fue que era hermosa sin proponérselo. Era exquisita a los ochenta años, sin reconstrucción ni modificación alguna. Era una Vieja bella, tanto como él era un Viejo feo.
Ella notó su curiosidad, la forma en que lo miraron sus ojos verdes se lo hizo saber. Cuando el Viejo se percató de la Mancha Roja que tenía en el pecho, a la altura de la teta izquierda, su curiosidad se convirtió en sorpresa. Ella también se dio cuenta.
– ¿Hace mucho que no ojeabas una, cump?
– Muchomucho, vieja mostro – contestó, tratando de sonar lisonjero.
– Me voy a morir pronto, cump, ahí van a quedar menos.
– Alguna razón para morirte?
– Ganas, muchas, cansancio, muchomucho.
– ¿Ya la encargaste?
– Si, cump, tres días.
«En fin, la gente se muere, es natural, pero me molestó que esa magnifica vieja mostro que hablaba tan bien en brutovulgo hubiera arreglado una muerte para tan pronto y se lo dije. El fornikeo quedó en el olvido y hablamos largo rato. Por supuesto, le pregunté por la Mancha Roja. Ella se miró el distintivo bien prendido de la chaqueta y se rió.
– Fue hace cuatroaños masomenos, cump. Me gustó, me gustó más de lo que podía soportar y lo hice rapidorapido y con ganas, rápido y fuerte fue. Era hermoso él. Jovenyfuerte. Muchaleche. Bueno y mucho. Después dolió. Después me curé.
– Yo nunca – dije, como para asegurar lo obvio.
– Si cump, ¿quién lohace?, pocospocos como yoyél.
– Me gustaría hacerlo – me oí decir.
– Después duele y aveces…
– Yasé – la corté.«
La Dama se encogió de hombros y ahí nomás lo hicieron. “Coger”, “follar”, “hacer el amor”, le decían hace muchísimo al fornikeo de verdad. Costó mucho porque el Viejo tenía casi ochenta años y nunca había entrado en una mujer real; pero poco a poco se fue haciendo lindo y acabó siendo hermoso. Cuando terminaron, el Viejo lloró, nunca supo bien porque.
«Al otro día, la fiebre y el dolor de cabeza me trajeron su recuerdo.
– fiebre bril – me dijo el Doc – suertesuerte casimilagro ver una.
– ¿secura?
– Sisi. Pastillas y punto. Si hay laplata puedo certificar que te acoplaste…
– Graciasno. Noquiero una Mancha.«
El médico parecía divertirse a lo loco con el Viejo. Cuando hay un remedio que cura una gravísima enfermedad en pocas horas, los pacientes tienden a tomarlo sin hacer muchas preguntas.
«No es mi caso.
Sucede que creo fervientemente en la Culpa y el Castigo.»
*****
Nos enfermamos solo de tocarnos. Hace mucho que somos incompatibles por naturaleza. Nuestros cuerpos se rechazan con pasión y con la misma pasión se desean. Fornikear de verdad, rozarse siquiera, está prohibido, porque enferma de muerte, la cura es muy cara y, lo peor, los enfermos son muy peligrosos, deliran y a veces no recuerdan lo que hacen. Lo bueno es que mueren a los pocos meses, desangrados.
*****
«Me fui del médico sin Mancha y sin pastillas. Eso fue hace tres meses. Dos días después, la hermosa vieja mostro murió. Había encargado un láser para que le traspasara la cabeza. Vieja exótica. Murió rápido…«
“Una noche en soledad, una noche sin una ginebra que te apague el odio…odio viejo… odio nuevo…”
*****
La princesita muerta seguía invitando a Dios Jehová a una fellatio, pero a Dios Jehová no parecía interesarle. Seguro tenía otros planes para ella.
Para que pudiera nacer, el óvulo y el espermatozoide de los que salió la princesita muerta fueron limpiados a conciencia de incompatibilidades, como todos, pero sus papis debieron encargar un licuado genético especial para sacarla tan bonita. Lastima que no pidieron una mayor dosis de resistencia al dolor…
«Tirar a la nenita a la calle no era una opción. Avisarle a los papis tampoco. Uno tiene su reputación y a nadie le gusta una multa. Con conductas como esa el negocio se iba a la mierda. No sé porqué me preocupaba, tal vez era la fiebre…
Ginebra es lo que necesito, buena, pura y legitima ginebra, pero casi no se consigue. Es un fuego caro para quemar mis tripas viejas. Solo un viejo como yo quiere quemarse con ginebra. Un reviente drogo es casi gratis y te puede quemar vuelta y vuelta…y vuelta y vuelta otra vez.
Pero a mí me gusta la ginebra. Once años tenía la primera vez que la tomé. Vomité como vomito ahora, salvo por la sangre. Estuve enfermo una semana.
Nunca más la abandoné.
Hablando de vomitar…
Encontraron al Viejo sentado en el suelo, a los pies de la princesita muerta. El viejo tenía los ojos muy abiertos y la cara como de asombro o de miedo o de las dos cosas. Había vomitado mucha sangre y olía a mierda. Parecía mirar el monitor de la maquina. Por rutina comprobaron que estaba muerto. Por rutina revisaron la maquina de fornikeos para ver con que había jugado la princesita: Era un fornikeo sin © donde el Viejo se dedicaba a violar, golpear y patear al cliente que se atreviera a aguantarlo.
© Jorge Oscar Rossi, enero de 2008