Pensé que mientras caía, la vida entera pasaría ante mis ojos.
No fue así.
Pensé que luego me apagaría, en paz y sin dolor.
No fue así.
Pensé que sufrirían mi muerte, me llorarían y me extrañarían.
No fue así.
Pensé que al morir terminarían mis dudas, mis miedos, mis celos, mi envidia, mi odio, mi hastío y mi asco.
No fue así.
Pensé que dejaría de pensar…y de penar…
No fue así.
La muerte es una gran decepción.
© Jorge Oscar Rossi, octubre de 2012