(a Alfred Bester)
Nos cortaron la luz.
Lloramos y gritamos, pero no les importó, como a nosotros no nos hubiera importado el llanto de las cucarachas, en caso que esos bichos pudieran llorar.
Eso éramos para ellos: cucarachas.
(a Alfred Bester)
Nos cortaron la luz.
Lloramos y gritamos, pero no les importó, como a nosotros no nos hubiera importado el llanto de las cucarachas, en caso que esos bichos pudieran llorar.
Eso éramos para ellos: cucarachas.
La vida, su vida, es una farsa. Hace como que le gusta ser contador, como que tiene experiencia, como que le importan sus vecinos, su familia, pero no…
…no le importa nada…bueno, no nada, no le importa eso…. ser contador, hacer como que tiene experiencia, como que le importan sus vecinos, su familia…
Es un actor de día completo. Le gusta pensar eso. No, no es un actor. Es un fraude de día completo. De chico imaginaba otra vida para él.
El hedor se anunciaba desde cincuenta metros, o más.
Primero era algo dulzón, después era insoportablemente dulzón.
Cuando llegué a la puerta me tuve que parar, en parte porque estaba aturdido por tanto ladrido de los perros y en parte porque ahora el olor era simplemente asqueroso, no hay otra palabra.
No soy de estomago delicado ni mucho menos, pero me vinieron arcadas.
Me sobrepuse, uno se sobrepone a casi todo, y abrí la puerta.
Todo estaba normal a la vista, me dije después de vomitar. Al olfato, en cambio, era “lo más podrido”, “la putrefacción”, no sé como definirlo.
Con un pañuelo tapando boca y nariz y tratando de respirar lo menos posible me metí en mi casa. Como dije, todo lucía normal a la luz de la tarde.
Bueno, no todo.
Spocky estaba excitado. Veía a la Cosa y eso lo ponía terriblemente nervioso.
Martín, en cambio, solo tenía ojos para Mercedes.
Mercedes, a su vez, se limitaba a gemir penosamente.
La Cosa, por su parte, se sentía feliz.