Las tribus pendejas de Avellaneda no estaban dispuestas a ser sojuzgadas por las de Lanús. Eso era lo que se desprendía de las últimas masacres. Lanús estaba invadida por hordas avellanedenses.
La situación era tensa, como de costumbre, así que nadie se preocupó demasiado. Sigue leyendo