Manfredo mató a su mamá y no le pasó nada.
Nada judicial, se entiende.
A nivel psíquico, en cambio, el sentimiento de culpa fue chiquito y se pasó en un par
de días.
La mamá de Manfredo tenía noventa y cuatro años de horrible vida y nadie se
asombró por su muerte. Más bien hubo una sensación de alivio entre parientes y
amigos del hasta entonces esclavizado hijo.
La muerte de la mamá de Manfredo decepcionó al Chupador, dejándolo insatisfecho y
ansioso. Matar con una almohada a alguien casi muerto no alimenta. Sigue leyendo