Según Aníbal, el viejo era una cosa inmunda.
Algunos días, cuando lo veía tirado en la cama, con los ojos mirando al techo, parecía un cadáver; tan quieto, tan falto de todo estaba.
Archivo por meses: enero 2021
PASEO NOCTURNO
El ruido de los botellazos preludiaba una desgracia o una oportunidad; o las dos cosas.
Me asomé al callejón y los vi:
Viejos, sucios y rotosos.
Estaban más para un basurero que para otra cosa. Sin duda llevaban consigo a todas las pulgas de la Creación.
Sin embargo, se los veía entusiasmados y activos en la tarea de hacerse pedazos.
INOCENCIA ADQUIRIDA
«¿Por qué mataste a la avispa?- le dijo el
campesino a su hijo.
Porque me picó- le respondió el niño.
Hijo mío, -insistió el padre- la avispa no
sabe lo que hace.
Pero a mí me dolió- replicó el chico, y de
otro pisotón terminó de aplastar al insecto
contra el piso»
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INSOLITA HUMEDAD
Si alguna vez se han arrastrado por el barrio de Palermo, probablemente conocen la pizzeria «Tía Pepina di Capri», esa que está al dos mil y pico de Julián Alvarez. Hace pocos años, en ese mismo lugar donde ahora la muzzarella es dueña y diosa, existía un feo, viejo y delicadamente sucio edificio.
Llegué a conocer muy bien su frente grisáceo, de tanto apreciarlo en esos agradables paseitos que tenía por costumbre disfrutar años atrás.
MALABESTIAS
CAPITULO I
(QUE TRATA DEL NUCLEO, MEOLLO, TEMA O ASUNTO DEL PRESENTE CUENTO)
1
El chorro de sangre le bañó la cara.
– ¡La puta madre que me parió!.
La Turca y el Cholo se quedaron helados. Igual, tarde o temprano iban a terminar en esa condición, desnudos como estaban.
CON TODO EL DOLOR DEL ALMA
Martes 11, consultorio.
– Acá hay que hacer un conducto, no hay más remedio.-
– Mmmjiii?- preguntó Carlos, joven, más o menos heterosexual, argentino y aterrado.
– Yyy…sí- reafirmó Pablo, joven, dentista, más o menos homosexual, argentino y muy feliz ante la perspectiva de causarle sufrimiento a un prójimo, pero tratando de disimularlo.
– Ornqué?- inquirió la pobre víctima.
– Porque la muela esta toda cariada por dentro- replicó el verdugo, cada vez más satisfecho de su vida.
– Aaahh…y, ‘ueno- consintió Carlos, sintiéndose un salame picado grueso.
Recién entonces, como un gesto magnánimo, el dentista se salió de su desventurada boca, es decir que le hizo el favor de sacarle una cosa que tenía un gancho afilado en la punta y con la cual había estado pinchando, hurgando, tirando y raspando sin piedad a lo largo y a lo ancho de la mortificada cavidad bucal. También le sacó el famoso y amigable espejito, tal vez el instrumento más inofensivo de los arrancamuelas; y, por último, un tubito doblado en un extremo que servía para absorber la saliva. Ahora Carlos descubrió que había recuperado la facultad de hablar como un macho humano adulto, aunque el coqueto baberito verde que todavía tenía colgado parecía desmentir esa condición.
– Bueno, entonces lo hacemos este viernes, ¿no? – quiso confirmar Pablo, con expresión alegre.
LA MEJOR OFRENDA
La idea, por llamarla de alguna manera, era salir a patotear la calle y masacrar unos cuantos Ecopibes o Sapos o Sangradores o cualquier chico de alguna pendeja y darle un ejemplo a todos para que se calmaran un poco, por lo menos uno o dos días.
Se le había ocurrido al Intendente, vaya uno a saber cuando, o a causa de que.

(Ilustración del artista cubano Abel Ballester)
ELENA ESTÁ…

(Ilustración del artista cubano Abel Ballester)
Echado a cuatro patas, el Sapo estaba lamiendo con evidente placer el agua estancada al lado del cordón de la vereda.
Tenían, el agua y el Sapo, un aspecto repugnante y por eso se llevaban tan bien.
¡Ta buena!- gritó. Sigue leyendo
¿CUÁNDO LLEGAMOS?
El gordo a mi izquierda, los dos bolivianos de enfrente y yo nos sentimos hermanados por el calor, el sudor y el fastidio. La fraternidad se extiende a todo el vagón; a todo el tren.
Once horas con treinta minutos. Pienso en minas en bikini y en tipos tomando tragos de colores, desparramados en reposeras estratégicamente situadas a metros del mar. Los goterones que exuda mi frente me corren por ambos lados de la nariz, se embalsan en los bigotes y luego se dejan caer lentamente.
NUEVAS COSTUMPRES
Adalberto me quiere mucho. Era y sigue siendo muy bueno conmigo.
Lo que pasa es que, un vez muerto, se volvió un tanto esquivo, como demasiado encerrado en su persona, siempre tirado en el mismo rincón, sin moverse ni hacer nada.